lunes, 13 de diciembre de 2010
domingo, 17 de octubre de 2010
Llegas
Tu recuerdo llega sin demora.
A veces se abre paso
entre nubes de sueño
y burbujas de niebla.
A veces recorre grandes territorios:
avenidas de silencio,
ríos de olvido,
áridos valles de espera.
A veces se cansa,
gesticula,
busca atajos en cantos y aromas,
en libros, en sombras,
y llega.
A veces llega solo
sin cita previa:
sin por qué ni hasta cuándo,
sin dar batalla
ni dar tregua.
A veces trae preguntas,
casi siempre pide respuestas.
A veces llega y se posa en mis manos
y mis manos lo hacen poema.
A veces llega y se queda en mis ojos.
Y yo lo enfrento,
le miro a la cara
en el espejo,
le destierro para siempre,
le acuchillo el pecho.
Pero él llega.
A veces trae cosas:
cajas azules,
girasoles,
estrellas.
A veces trae de regreso
mis pasos en tu vereda.
Llega y me regala el mar.
Llega y me trae tu ausencia.
A veces llega triste
con mortaja y todo.
Reminiscente,
náufrago,
nostálgico,
envuelto en pena.
Yo lo evito con toda clase de amuletos
sortilegios,
hechizos varios.
Sin embargo,
llega.
Pero otras veces,
como hoy,
llega resplandeciente
y me ilumina.
Llega,
y el viento me da tus besos.
Llega,
y me trae el abrazo
de mi hermana.
A veces,
muchas veces,
como hoy,
tu recuerdo llega,
y yo lo atrapo en el pecho:
debajo de la piel
para cobijarlo,
junto al corazón
para que duerma,
y así vivirlo en mis sueños:
ese pasillo sin tiempo,
y volver a sonreír
hasta el cansancio
o hasta tu vuelta.
Octubre 17. 2006
lunes, 5 de julio de 2010
Qué suerte.
Qué suerte.
El día termina,
pero vos,
apenas comienzas.
Y qué suerte ser tacto,
ser lluvia,
ser noche,
que viene despacio.
Qué lejos queda todo
y qué suerte
aparecer en tu prisa
y mirarme en tu abrazo.
Ya mañana vendrán
hastíos infames,
el sol de la tarde,
un adiós sin rencores.
Mientras tanto
qué suerte ser presente,
ser aquí y ahora,
ser razón y pretexto.
Quito, dosmildiez
miércoles, 9 de junio de 2010
De esta noche guarda el viento.
de esta noche guarda el viento,
amárralo a tu muñeca
para que no se te olvide,
extiéndelo en mi espalda y que duerma
ese sueño tibio
que no nos falta,
despoblados de angustias y recelos,
entregados, invencibles,
invencidos.
recoge de tus manos las plegarias,
escóndenos detrás de su postigo,
y que la luz se quede arriba
mientras miramos su ausencia
y mientras tu ausencia y la mía
se hacen olvido.
abraza la espera de esta noche,
deshazte de ella mientras puedas,
toma nota de las grietas en mis ojos
y de la bruma
al otro lado de la puerta.
perfuma de palabras este espacio
y procura que lleguen a mi oído,
en ellas vendrán premisas y puentes,
galerías de mar y de ríos,
espejos, saltamontes y otoños,
lunas llenas, menguantes y ruidos.
acelera el palpitar de tu pecho,
aproxima tu suerte a mi camino,
que la lluvia que ahora nos cubre sea otra,
que se rompa,
que derive en vendavales,
que pinte de azul tu vereda
y que por hoy,
esconda el rastro de mi piel
en tu destino.
viernes, 28 de mayo de 2010
miércoles, 19 de mayo de 2010
Imágenes Retro
En el verano de 1987 yo tenía 10 años.
Recuerdo que una de las cosas nuevas que llamó en seguida mi atención al llegar a la casa de mis primos, fue un recorte de revista que uno de ellos había pegado en la puerta de su cuarto. Era la foto de una banda. Su nombre, cuando me lo dijeron, me sonó a refresco y su look, entre glam y punk, me arrancó una carcajada que aún se recuerda en las reuniones familiares.
– Soda Stereo – repetí – y eso cómo se toma?
En el verano de 1987 mis primos y yo escuchamos Soda Stereo como si la música fuera un invento nuevo y maravilloso y ellos fueran sus únicos intérpretes.
Pronto empecé a buscar aquellos sonidos en otras lenguas y en otras bandas, especialmente en aquellas en las que participé desde que inicié mi sueño de músico, y el abanico se fue extendiendo, se fue llenando de aromas, épocas y matices: desde Sinatra y los Beatles hasta el indie más postremo, desde Sabina y Almendra hasta el último de los Bengala. Y todo gracias a Charly Alberti, Zeta Bosio y Gustavo Cerati, tres tipos a los que, en algún momento, se les dio por ponerse un nombre que a mí me sonaba a refresco.
sábado, 15 de mayo de 2010
Nubes
Cómo me gustaría deshacer tu tristeza,
desmantelarla, por ejemplo,
tragarme cada pieza mientras tú miras
y beberme el molde, si es que hace falta.
Igual,
yo,
ya estoy triste,
ya no me sorprende nada.
Cómo me gustaría romper con tus penas,
quizá hacerles un hueco en la garganta
hasta que se vuelvan de trapo
para poder cargarlas.
Igual,
yo puedo con ellas,
de tanto descubrirlas
y catalogarlas.